miércoles, 20 de junio de 2012

Conclusion del origen de la vida.

Hemos pasado revista al largo camino seguido por el desarollo de la materia y que condujo a la aparición de la vida en la Tierra. Al principio, vimos al carbono disperso en átomos sueltos por la atmósfera incandescente de las estrellas. Posteriormente, lo descubrimos formando parte de los hidrocarburos que se originaron en la superficie de la Tierra. Más adelante estos hidrocarburos dieron derivados oxigenados y nitrogenados y se convirtieron en las sustancias orgánicas más simples. En las aguas del océano primitivo esas sustancias formaron cuerpos más complejos. Aparecieron las proteínas y otras sustancias análogas. Así fue como se formó el material de que están constituidos los animales y los vegetales. Al principio, este material se hallaba simplemente disuelto, pero después se separó, formando los coacervados. Los coacervados primitivos tenían un estructura relativamente sencilla, pero a poco se fueron produciendo en ellos cambios esenciales. Se fueron haciendo cada vez más complicados y su estructura cada vez más perfecta, hasta que por fin se convirtieron en seres vivos primitivos, progenitores de todo lo vivo en la Tierra.

La vida siguió desarrollándose. Al principio, los seres vivos carecían de estructura celular. Pero en una determinada etapa del desarrollo de la vida surgió la célula, se formaron, primero, organismos unicelulares y, luego, organismos pluricelulares, que poblaron nuestro planeta. Así es como la ciencia ha echado por tierra las lucubraciones religiosas acerca del principio espiritual de la vida y el origen divino de los seres vivos.

Los adelantos de las ciencias naturales modernas, que han logrado descubrir las leyes que presidieron el origen y el desarrollo de la vida, asestan golpes cada vez más cuntundentes al idealismo y a la metafísica, a toda la ideología reaccionaria del imperialismo.

Hoy día, cuando ha sido estudiada con todo detalle la organización interna de los seres vivos, tenemos razones más que fundadas para considerar que, más tarde o más temprano, lograremos reproducir artificialmente esa organización y demostrar así directamente que la vida no es sino una forma especial de existencia de la materia. Los éxitos alcanzados últimamente por la biologia sovietica nos permiten confiar en que esa creación artificial de seres vivos muy sencillos no sólo es posible, sino que se conseguirá en un futuro no muy lejano.

A. I. Oparin.


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