La vida
transcurre lenta, y segura, lenta y segura y a veces mas lenta y a veces mas
segura, y llega un momento por ahí que después de que la lentitud y la
seguridad siguen allí, el tedio se hace presente en las esperanzas del dia a
dia mejorar el tedio por que ¿Cuántas veces no logramos alcanzar algunas de
nuestras metas?¿ Y cuantas otras veces no seguimos esperando a cumplir algunas
otras? Total que nos la pasamos la vida esperando. Y hay algo muy dentro de nuestro cerebro
animal que nos indica que no todo en la vida debe ser la monotonía, la lentitud
y la seguridad. Que la vida es solo una y que también hay que vivirla. Y da la
casualidad que a veces en ese camino encontramos alguna persona que nos libera
un poco, que afloja el nudo del cuello que nos asfixiaba, que nos apretaba la
traquea mas y mas manteniéndonos encadenados a ese ciclo interminable de echos,
de acontecimientos que se repetirán en el dia a dia sin esperanza de cambiar,
que se vuelven predecibles y aburridos, que nos dan un dia mas y un dia menos
que es al fin de cuentas es igual al dia anterior y al dia siguiente. Y
entonces a veces esa persona nos simboliza la libertad, nos simboliza una llave
que abrirá ese candado de la prision que nos permitirá liberarnos y hacernos
cambiar la vida. La emoción de lo nuevo, la emoción de lo diferente, la emoción
del cambio, todo eso nos puede simbolizar una persona que amenaza por cambiar
nuestra vida. Entonces nos podremos aferrar a ese cambio venidero, por que nos permitirá
vaciar las manos, para tirar por la borda todo lo que ya conocemos hasta el
cansancio para trepar a la cima de nuestra nueva vida. Como barcos que nos
encontramos en el mar, la vida nos lleva a corrientes nuevas, con las velas
desplegadas listos a zarpar, para el naufragio, o para tocar el corazón de una
nueva tierra, ¿Quién sabe?, pero todo parece mejor que mantenerte varado en el
mismo muelle.
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