martes, 22 de enero de 2013

Separados al nacer.

Generalmente vuelvo a los lugares donde me senti como en casa.
Y generalmente me recargo en el sillon, fumo tranquilo las platicas y los recuerdos.
No funciona mi cabeza en agonia con mi conciencia
por que cuando mi conciencia mata mis pensamientos
entonces la cabeza me tortura en la condena.
Ahora he decidido no regresar, no por que te quiera menos
si no por que cerraste la puerta, y yo olvide donde deje las llaves.


Qué barbaridad, los ojos con los que me miras. Titubeas entre mis dientes y la mirada, no se si es anormal que me mires a dos lugares a la vez. Te detienes un instante en el labio inferior, y luego en el parpado derecho. Me da igual que me muestre sereno o calmado, no se cuanto lo investigo con el olor de tu shampoo. Juegas con tu cabello y yo lo miro cambiar de suelto a agarrado una y otra vez, y lo enredas y lo separas, una orzuela aquí una punta separada allá. Me manipula tu sonrisa, los dientes anormalmente blancos y los incisivos estrellados. Me gusta que me hables con alguna pregunta estúpida, alguna frase de rutina, ese saludo cordial de a medio día. He de estar encerrado en los cristales de esos lentes, he de estar entre los tirantes de tu blusa. Contigo me iría la tarde entera uniendo las pecas de tu nariz o la noche imaginando ¿ah que carajos sabe la comisura de tu boca? Tienes palabras para todo, tu lengua se mueve tanto que si escribiera un libro con lo  que dices dejarías en ridículo a los escritores. Y tus historias aburrirían a más de alguno, y excitarían hasta un exigente crítico. Eres a veces insoportable, eres cálida y medio contradictoria, una total pérdida de tiempo, tanto así, que si me invitaras a tomar tu mano, la aferraría tan fuerte que aunque quisieras, no podrías soltarme.

sábado, 19 de enero de 2013

Hartazgo

La vida transcurre lenta, y segura, lenta y segura y a veces mas lenta y a veces mas segura, y llega un momento por ahí que después de que la lentitud y la seguridad siguen allí, el tedio se hace presente en las esperanzas del dia a dia mejorar el tedio por que ¿Cuántas veces no logramos alcanzar algunas de nuestras metas?¿ Y cuantas otras veces no seguimos esperando a cumplir algunas otras? Total que nos la pasamos la vida esperando.  Y hay algo muy dentro de nuestro cerebro animal que nos indica que no todo en la vida debe ser la monotonía, la lentitud y la seguridad. Que la vida es solo una y que también hay que vivirla. Y da la casualidad que a veces en ese camino encontramos alguna persona que nos libera un poco, que afloja el nudo del cuello que nos asfixiaba, que nos apretaba la traquea mas y mas manteniéndonos encadenados a ese ciclo interminable de echos, de acontecimientos que se repetirán en el dia a dia sin esperanza de cambiar, que se vuelven predecibles y aburridos, que nos dan un dia mas y un dia menos que es al fin de cuentas es igual al dia anterior y al dia siguiente. Y entonces a veces esa persona nos simboliza la libertad, nos simboliza una llave que abrirá ese candado de la prision que nos permitirá liberarnos y hacernos cambiar la vida. La emoción de lo nuevo, la emoción de lo diferente, la emoción del cambio, todo eso nos puede simbolizar una persona que amenaza por cambiar nuestra vida. Entonces nos podremos aferrar a ese cambio venidero, por que nos permitirá vaciar las manos, para tirar por la borda todo lo que ya conocemos hasta el cansancio para trepar a la cima de nuestra nueva vida. Como barcos que nos encontramos en el mar, la vida nos lleva a corrientes nuevas, con las velas desplegadas listos a zarpar, para el naufragio, o para tocar el corazón de una nueva tierra, ¿Quién sabe?, pero todo parece mejor que mantenerte varado en el mismo muelle.


viernes, 11 de enero de 2013

Insignificantes

Los humanos tenemos problemas. si, los humanos vivimos en un mundo lleno de trabajos amores y desamores, dinero, necesidades y mas babosadas que nos hacen tener la cabeza ocupada en cuanta pelotudes se nos ocurre. A veces, cuando nos aprieta el zapato, ese problema toma tal importancia, que debemos de detenernos a un lado del camino, y sentarnos para aflojar esa agujeta. Los seres humanos nacimos sin zapatos.

Deberiamos saber por pura cuenta propia, que lo que nosotros llamamos"problemas" son muchas de las frustraciones que no dejan que nuestros deseos se cumplan, o que nuestra vida siga igual a como estamos acotumbrados a vivirla. Los hombres, nos reusamos a los cambios, nos supone pensar que las cosas deberian de ser siempre iguales, y que por ningun motivo deberian cambiar. o Vivimos concientes de que van a cambiar "algun dia", pero ese "algun dia" suele estar en algun momento mental "lejano" que nos hace creer que ni sera pronto, ni sera tan dificil puesto que sera "despues" y sera "luego". Ahora no.

Pero los cambios pasan, los cambios suceden subitamente, o al tiempo que deben de suceder, pero suceden. Y ahi como que a nuestro cerebro o nuestra costumbre le da miedo y le cuesta trabajo el cambio. Y entonces surgen los problemas.
Los problemas son esas cosas que ponen en riesgo la integridad de nuestra realidad, la integridad de nuestra costumbre, los problemas ponen en peligro lo que suponemos es "estable, duradero o predecible." los problemas no nos dejan avanzar al siguiente estadio de comodidad.


Siempre que tengo problemas, filosofo, divago. Me dirijo al cielo y miro las estrellas. Orion...Sirio, pollux, Jupiter, aldebaran, altair... la luna en su hermosura. Y pienso: Mierda! si estuviera en un punto x, en el espacio, en cualquier lugar fuera del planeta, me daria cuenta que soy tan pequeño, tan insignificante que el universo es basto, enorme, y que la casa (la tierra) es lo suficientemente grande como para que no pueda recorrerla toda en toda mi finita y corta vida. Y que mis problemas, mi mundo en mi cabeza es tan estupidamente pequeño y reducido que no vale una puta astilla. Los planetas son enormes, bastos el espacio lleno de vacio, y las estrellas son billones de soles que como su naturaleza pudieran albergar vida, y que por mera cuestion de probabilidad y estadistica deben contener vida, similar o no, a la nuestra. entonces. Soy uno, un solo individuo! miles y millones de seres humanos nacen crecen, se reproducen y mueren a diario. son generaciones y generaciones de humanos con problemas como yo. desde el tipo que no podia darle filo a la lanza, hasta el que ahora nosabe como arreglar una computadora. Todos y cada uno de ellos tuvo y tiene vida.
Ahora a veces me pongo a pensar que afortunadamente me toco vivir en esta epoca, con este pais, este tiempo, este fisico, este todo. ¿que hubiese pasado si en vez de ser quien soy, hubiese nacido un esclavo egipcio cuya vida no valdria mas que un puño de sal?  Mis problemas son del tamaño que creo o aparentan ser, pero ya cuando lo piensas mejor, son una pendejada.

miércoles, 2 de enero de 2013

Una chica y un chico

Una chica y un chico

Había una vez un chico que amaba a una chica. Había también una chica que amaba a un chico. El chico y la chica andaban juntos y caminaban. A veces descalzos y algunas otras en zapatillas. El chico la amaba a ella. La chica lo amaba a él. Y juntos pensaban que se amaban. O sentían que se amaban. O lo intuían quizás. El chico y la chica hacían las compras juntos una vez por mes. Y de vez en cuando salían a pasear.

Al chico le gustaba abrazar los árboles. La chica nunca se entero. A la chica le gustaba tejer. Y el chico tampoco se entero. El chico jugaba a caminar una cuadra entera con los ojos cerrados imaginando cada paso. La chica jugaba a jugar. El chico amaba a la chica y casi nunca se lo decía. La chica amaba al chico y se lo decía en cada palabra que salía de su boca. Mientras, caminaban. A veces bailaban. Otras dormían. El chico tenía sueños. La chica tenía ilusiones. El chico y la chica tenían proyectos. El chico llevaba los sueños en la mochila. La chica llevaba las ilusiones en la mano. El chico y la chica se miraban.

Un día, el chico dejo de mirar a la chica. Y la chica no tuvo a quien mirar. El chico se fue a abrazar árboles. La chica comenzó a transformar su energía. El chico leía solo. La chica jugaba sola. El chico abrazó la raíz del árbol de sus sueños y se amigó. La chica empezó a conocer su espíritu y le gustó.

El chico y la chica caminaban separados. El chico caminaba para un lado. La chica caminaba para el otro. Los dos caminaban en círculos. Y en ese círculo se encontraron. El chico y la chica creyeron en el amor. El chico amaba a la chica. La chica amaba al chico. Y juntos pensaban que se amaban. O sentían que se amaban. O lo intuían quizás. El chico y la chica llevaron el sillón al balcón.

Y juntos miraban el atardecer. El chico sacaba fotos con una cámara. La chica guardaba los atardeceres en el alma. El chico quería escribir un libro. La chica quería plantar un árbol. El chico y la chica adoptaron un perro. El chico no escribió un libro. La chica plantó muchos árboles. El chico abrazaba todos esos árboles que la chica plantaba. La chica nunca se entero. La chica quería leer un libro. El chico tampoco se entero.

El chico y la chica viajaban juntos. La chica miraba el mar.

El chico enterraba los pies en la arena. El chico y la chica caminaban de la mano. El chico agarraba la mano de la chica. La chica cruzaba su brazo por el brazo del chico. El chico tenía miedo. La chica no se entero. La chica también tenía miedo. El chico lo intuía pero tampoco se entero. El chico y la chica llevaron la televisión a la pieza. La chica necesitaba la tele prendida para dormirse. El chico necesitaba la tele prendida para no despertarse. La chica sacaba a pasear al perro. El chico no la acompañaba. El chico se iba a mirar los partidos de fútbol a un bar. La chica no lo acompañaba. El chico no quería que la chica lo acompañe. La chica si quería que el chico la acompañe. El chico miraba a la chica. La chica tenía miedo que el chico la deje de mirar otra vez.


Y el chico la volvió a dejar de mirar. Y la chica no tenía quién la mire. La chica decidió mirarse ella misma. El chico se quedó sin su espejo. El chico y la chica dejaron de caminar juntos. El chico caminaba para un lado. La chica caminaba para el otro. Y el perro caminaba con los dos. Y el perro fue un poco la excusa.

Y el árbol fue el otro poco. Y el libro el espacio que quedaba. El chico abrazaba los árboles. A la chica los árboles la abrazaban. El chico pidió perdón. La chica aceptó disculpas. El chico comenzó nuevamente a caminar al lado de la chica. La chica tenía miedo. El chico amaba a la chica. La chica tenía miedo. El chico amaba más a la chica. La chica tenía mas miedo. El chico miraba a la chica. La chica miraba su espejo. La chica plantaba árboles. El chico no escribía libros. El chico adopto peces. La chica dejó de comerlos. El chico y la chica caminaban juntos.

El chico agarraba a la chica de la mano. La chica cruzaba sus piernas con las piernas del chico. El chico leía para dormirse. La chica leía para aprender. El chico y la chica miraban la tele. El chico sacaba fotos de la chica. La chica miraba al chico. El chico miraba a la chica con la cámara en sus ojos. La chica miraba al chico a los ojos.

El chico tenía un trabajo. La chica tenía muchos. El chico trabajaba en su trabajo. La chica jugaba a trabajar. La chica tenía los ojos radiantes. El chico tenía los ojos tristes. La chica acompañaba al chico.

El chico disfrutaba de la libertad de la chica. El chico abrazaba a la chica. La chica abrazaba a la vida. El chico se quedó sin el único trabajo que tenía. La chica tenía miedo. Y el chico se despertó. Y eligió escribir un libro. Y eligió plantar árboles. Y eligió dar vida. Y eligió amar. La chica ya estaba lejos. El chico amaba a la chica. La chica amaba la vida. El chico la dejó ir. Y la chica se fue.

Diego Hernan Csöme