jueves, 18 de junio de 2015

La eterna victima.



El síndrome de victimización es patrón cultural adquirido mayormente por una cultura machista de sometimiento alimentada enteramente por la religión christiana. Donde desde que se nace se paga por un pecado que no se cometió, se vive de manera que se evita la culpa y el pecado y se alaba a quien sufre. el catálogo Catolico-Christiano está lleno de santos a los que se les ora y se les toma como ejemplo a seguir por haber sufrido mucho o  haber sido martirizados. Misma figura de Jesús se le adora principalmente por la “pasión” o el acto de castigo físico y psicológico al que fue sometido por los romanos .  Esto quiere decir que la educación con la que la sociedad ha sobrevivido durante años VE AL SUFRIMIENTO COMO ALGO BUENO, e incluso castiga a la alegría o al placer culpándolos de pecaminosos, mundanos, o sucios. 
Esto podría parecer  no ser un mayor problema, ya que repetir muchas veces “por mi culpa, por mi culpa, por mi grande culpa” pareciera no ser un mayor problema. Pero no es asi. El sufrimiento como forma de vida, la victimización como forma de vida le hace creer a las personas que esto es algo bueno, que sufrir es natural y muy sano, porque tendrá su recompensa futura en el imaginario del cielo o paraíso.  Cada religión tiene el derecho de creer lo que sea y es libre de creer, pero cuando tiende a ser destructiva debemos de replantear si ciertas creencias solo  limitan el poder personal de cada individuo.
Desde el hogar, los padres educan a los hijos a venerar el sufrimiento y crear sentimientos de culpa hacia los hijos. Podemos escuchar frases todo el tiempo como:
-Eres una malagradecida, yo lo he dado todo por ti.
-con todo lo que he hecho por ti y así me lo pagas.
-Asi no se comporta una señorita o una buena persona.
- Si haces “tal o cual cosa” entonces ya no te querré, me enojaré contigo o te castigaré de algún modo”
-Me desilusionas, yo creí que tú eras…
Si observamos bien las frases anteriores podremos ver un común denominador: MANIPULACIÓN.


Dentro de la victimización existe un gran componente manipulador; obligar a que otra persona haga lo que el otro quiere por miedo al rechazo, miedo al castigo o miedo al chantaje. Y toda esta manipulación es mediante el sentimiento de CULPABILIDAD. La persona victimista manipula a otros mediante el miedo y la culpa.
Las personas victimistas son personas con una necesidad creciente de reconocimiento, afecto, atención, apoyo y cuidado. Y es la necesidad de estas cosas lo que lleva a la víctima a siempre sufrir o buscar la manera de sufrir para adquirir esa atención, cuidado y afecto. La paciente víctima se regocija en su sufrimiento adquiere una forma masoquista de expresar y mostrar a todo el mundo, y hacer de su vida una exposición continua de su dolor.  La persona victima encuentra en demostrar su dolor la mejor forma de manipular a los demás para obtener RECOMPENSAS:
-Reconocimiento o admiración por parte de los otros.
- Ayuda y protección al hacerse ver como más débil.
- Derecho de quejarse siempre.
- Derecho de vengarse o hacer daño.
- Derecho de entrometerse en la vida de los manipulados.
- Derecho de GUARDAR RENCOR.
- Derecho de manipular o chantajear.
- Derecho de juzgar a otros.
 - Pero sobre todo el obtener un “pobrecito, pobre de ti” o cualquier otro tipo de lástima.

Formas de detectar a quien es, o si se es, una persona victimista:
Solamente habla de lo mucho que sufre, lo mal que le va o todo lo malo que le pasa. Básicamente es la persona que siempre ve el vaso “medio vacío”.
El victimista siempre se siente atacado. Es la clásica persona que siempre siente que le cae mal a todos, es criticada por todos, siente cierta mala vibra o rechazo de los compañeros de trabajo, colegio o familiares.
El victimista siempre tiene mala suerte o nada le sale bien. Culpa a la suerte, dios o la vida de las cosas que le suceden.
El victimista NO PIDE NADA DIRECTAMENTE, simplemente lanza indirectas en formas de queja o lamento, por ejemplo : “Me encantaría poder ir a tal lugar, pero nunca hay quien me lleve”.
El victimista es también receloso y desconfiado. Frecuentemente te alerta sobre malas intenciones en los otros. Justifica sus malas acciones en su pasado de sufrimiento. De hecho, puede acusarte de insensibilidad o desidia si acaso le críticas.
Hace grandes sacrificios por las otras personas sin que estos se lo pidan,  después lo presume. Mayormente para poder cobrarlo después mediante algún tipo de manipulación.
La victima JAMAS, JAMAS tiene la culpa de lo malo que le pasa, de sus errores o defectos, ella es la víctima, siempre todo lo malo es culpa de alguien o algo más.
La víctima siempre tiene razón y no acepta críticas o que alguien más la juzgue.
Cuando la víctima es criticada, señalada o juzgada tiende a sobredimensionar el problema, lo ve como MUY MALO, se encierra en su propia victimización y cree siempre tener la razón. Dentro de esto, cualquier ofensa del tamaño que sea  lo aumentará al peor de los agravios.
El problema con este tipo de trastorno de la personalidad radica en los peligros que puede traer a quien lo padece, sintetizándose en una incapacidad para ser feliz o pensar que la felicidad es pasajera, no puede durar, no está al alcance de la mano, es algo futuro o no es respondabilidad de si mismo.
Cuando se piensa que la felicidad o en sí el estilo de vida sano o saludable no está en nuestras manos es muy difícil alcanzarlo o encontrarlo. Tener una manera de pensar de este tipo provoca una terrible incapacidad para disfrutar de la vida, se vuelve una forma “comoda” una zona de confort que mantiene al victimista allí dentro porque así está acostumbrado a vivir y aunque no lo haga de manera consciente, porque es una actitud aprendida, la persona no es feliz estando donde está. El reconocimiento, el apoyo o el “chiqueo” que pueda obtener una persona victimista es tan pasajero y mundano como lo es el efecto del alcohol en un borracho o la droga en un drogadicto. Podemos hablar que el “vicio” del “pobre de mi” radica en siempre buscar la recompensa que solo durará poco tiempo.
La victimización es tan incapacitante que no permite que una persona obesa bajar de peso. La persona obesa se tiene lastima así misma por ser gorda, luego come para saciar la frustración y la ansiedad que le trae ser gorda y esto a su vez le causa más depresión y más obesidad descendiendo cada vez más y más en una espiral de autocompasión que no le permite ver lo negativo de sus actos. Al tener este trastorno de la personalidad culpa a agentes externos de las cosas que le suceden. En este caso estamos hablando de una persona con obesidad y todas las enfermedades que esto trae, como baja autoestima, diabetes, hipertensión etc.etc. Pero este ejemplo es perfectamente aplicable a cualquier otro problema, como las personas que no pueden salir adelante económicamente, las personas que sufren de drogadicción, las personas que sufren para encontrar pareja o para mantener una pareja, los hijos eternos, las personas irresponsables etc. etc.


Culpar a los agentes externos: ¿Cuántas veces hemos dicho: “Tengo mala suerte en el amor”, “me corrieron de mi trabajo porque le caí mal al jefe”. “No tengo pareja porque todos los hombres son iguales, llego tarde al trabajo porque siempre hay mucho tráfico, no tengo tiempo para hacer x o y actividad…No hay trabajo, no hay dinero, no hay tiempo, es lo que dios quiera…
Hay un común denominador en todos los ejemplos anteriores. La persona que lo dice NO TIENE ABSOLATAMENTE NADA DE CONTROL SOBRE SU VIDA. Todo lo que sucede es culpa de dios, del clima, del gobierno, del tráfico de las demás personas etc. Etc. Pero jamás es responsabilidad suya. Esta forma de ser es muy cómoda, porque quita responsabilidades, al quitar las responsabilidades la persona queda LIBRE DE CULPA.
Este es el verdadero peligro de la personalidad victimista, hay personas que pueden nunca casarse por mala suerte en el amor, personas que jamás encuentran trabajo porque dios no quiere o incluso el peor de todos :  su vida se vuelve monótona, repetitiva y rutinaria a causa de vivir en esa zona de confort que los ata a días iguales.
La mejor manera de abandonar la personalidad victimista es primero racionalizar al respecto. Darnos cuenta que TENEMOS PODER EN NUESTRAS MANOS, Nosotros no somos las circunstancias. NOSOTROS CREAMOS LAS CIRCUNSTANCIAS.
Nosotros no podemos cambiar absolutamente nada a nuestro alrededor, pero si podemos decidir qué camino tomar. No podemos cambiar a las personas desagradables que hay nuestro alrededor, pero podemos dejar de darles importancia. No podemos cambiar el clima, no podemos cambiar el tiempo, pero podemos administrar mejor el tiempo o tomar precauciones para el clima. El sufrir por agentes externos a nosotros mismos es darle armamento a un enemigo invisible que nosotros inventamos para hacernos sentir mal. La mayoría de nuestros sentimientos y preocupaciones están solo en nuestra imaginación. Nos creamos nuestras propias historias, sufrimos por ellas y las vivimos como si fueran reales.
Debemos dejar de ponerle importancia a las cosas que no podemos controlar y en cambio enfocarnos en tratar de cambiar absolutamente todo lo que no nos gusta de nosotros mismos, porque no podemos controlar a nadie más que a nosotros mismos. Nosotros debemos hacernos responsables de nuestros propios sentimientos y no dejar que absolutamente nada ni nadie tenga poder sobre ellos. Nuestros sentimientos y emociones pueden ser controladas por nosotros, todo está en saber cómo hacerlo.